Desde la Guerra Civil hasta la actualidad en España la prensa ha pasado por numerosas vicisitudes. Fueron recuperadas publicaciones incautadas por el bando republicano mientras que los vencedores montaban una cadena de diarios mediante la confiscación de unos cuantos y la compra o creación de otros.


    Una red informativa de servicio público que sirvió al régimen que la alumbró y que, con la transición, pasó a ser objeto de codicia política. El Gobierno de Suárez acordó privatizarla para que la utilizara UCD. Pero, ante el previsible fiasco electoral en 1982, decidió manipularla en su favor para después darle el golletazo.


    No le dio tiempo y el PSOE, que se había opuesto a su desaparición, la aprovechó a tope y después la liquidó tras intentar que pasara a depender del diario El País. Escándalo que le hizo echarse para atrás, aunque adquirió varios rotativos mediante empresas de socialistas.


    Quienes criticaban el control del régimen anterior han hecho lo mismo. Lucha desde el poder para controlar a la prensa. De la censura se ha pasado al dirigismo informativo y a la autocensura. Algo que va a mas. Y con malas perspectivas de futuro.



 


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